Los seres humanos nacemos iguales y tenemos los mismos derechos inalienables e inherentes que, por el mero hecho de ser hombres o mujeres, poseemos. Bajo esa premisa, equidad entre dos partes se refiere a la cualidad por la que ninguna de ellas es favorecida de manera injusta en perjuicio de la otra, significando alcanzar igualdad en el acceso a las mismas oportunidades. Así, promover la equidad de género en todos los ámbitos, es un esfuerzo que busca incidir en las raíces culturales que promueven y mantienen algunas formas de discriminación en la familia, la sociedad, el trabajo y la educación.
En ese contexto, la institucionalización de la perspectiva de género implica un proceso mediante el cual las instituciones cristalizan compromisos que nacen o se construyen para administrar un valor social surgido del acuerdo político o del consenso cultural; se expresa en reglas, normas, procedimientos, y estructuras que definen y dan sentido a valores, intereses, identidades y creencias; implicando desplegar un nuevo paradigma de política pública con el correspondiente desarrollo del instrumental teórico conceptual, metodológico y operativo, indicadores, desarrollo de instrumentos y mecanismos de gestión.