A fin de evitar torcidas interpretaciones que las timaran de la honorabilidad y reputación de los señores notarios, creemos pertinente advertir, que, el cesado a algunos de ellos y la nulidad decretada a las actuaciones de otros, se debió, bien por suponerlos inmiscuidos en política, o bien por haber tenido la mala suerte de recibir sus nombramientos de gobiernos no reconocidos. (Huerta y Convención).
Por los demás, todos los aludidos señores notarios han merecido y continúan mereciendo justificadamente la confianza del público.