Los colegios de profesionales han sido y son las instituciones más adecuadas para preservar y fomentar sus valores académicos y morales, toda vez que han respondido invariable y positivamente a la necesidad de unión, defensa y elevación del nivel ético, técnico y científico de sus asociados.
En la Nueva España, los escribanos con el afán de protección y ayuda mutua, en 1573 instauran la "Cofradía de los Cuatro Santos Evangelistas" que perdura hasta 1792, osea más de dos siglos.
El 9 de junio de 1792 por cédula real expedida en Aranjuez por Carlos IV, se creó el Real Colegio de Escribanos de México y se aprobaron sus estatutos. Para el notariado fue un gran acontecimiento, pues a partir de entonces comienza un proceso de evolución constante en sus aspectos teóricos, en su quehacer práctico y en su ética. En su estatuto se preveía la creación de la Academia teórico-práctica para preparar a los aspirantes y se dispuso la colegiación obligatoria.
Con la Independencia de México, el “Real Colegio” se convirtió en el Nacional Colegio de Escribanos; em 1901 en el Consejo de Notarios del Distrito Federal y de 1946 a la fecha en el Colegio de Notarios del Distrito Federal (ahora Ciudad de México).
El notariado actual usufructúa los esfuerzos de sus antecesores y por ello, tenemos la obligación de conservarlos e incrementarlos.
En el presente librillo se mencionan algunas de las actividades del actual Colegio de Notarios.
B.P.F.C