¿Por qué y para qué?
“Bonaparte en Europa e Iturbide en América son los dos hombres más prodigiosos, cada uno en su género, que presenta la historia moderna”, así escribió Don Simón Bolívar a Don José de la Riva Agüero, presidente del Perú, en carta de 4 de septiembre de 1823, cuando ya Don Agustín había abdicado del trono imperial de México.
Independientemente de la opinión que se pueda tener, de Bonaparte y de Bolívar, no hay duda alguna acerca de la hondísima huella que dejaron en la historia.
Respecto al Caudillo Sudamericano, es una coincidencia curiosa el que naciera en el mismo año que el mexicano, 1783 (24 de julio y 27 de septiembre, respectivamente); pero lo que no es curioso, sino extrañísimo, es que en México se hayan tributado grandes honores oficiales al primero y el bicentenario del nacimiento del segundo haya pasado socialmente poco advertido y para las esferas públicas en total silencio, a pesar de tratarse del Libertador del país.