El archivo de Notarías de la ciudad de México, en su función conservadora de escrituras públicas y documentos incorporados en registros y archivos de escribanos y notarios, ha sido fuente de estudios para innumerables profesionistas, tales como Agustín Millares Carlo, José Ignacio Mantecón, Bernardo Pérez Fernández del Castillo y muchos otros historiadores; pero se presentó ante mi la oportunidad de hacer este trabajo al conocer la existencia de un archivo en el Colegio de Notarios que nos brinda la posibilidad de conocer el desarrollo histórico de la corporación.
Procedía a hacer un índice de los documentos, ajustando y reajustando la información; traté de encontrar alguna pauta, algunas líneas con las cuales organizar y dar sentido al material. La historia de una institución de casi doscientos años de vida ininterrumpida, debía tener un papel dentro del existir nacional: tenía pues ante mí la historia del Colegio de Escribanos inmersa en la historia de México.
Ante este planteamiento era preciso estudiar los antecedentes de esta profesión, su paso al Nuevo Mundo y el papel que desempeñaron los escribanos en la Conquista y en la formación de un nuevo reino. Al organizarse la sociedad novohispana era natural que se reprodujeran las instituciones vigentes en España, pero mientras iba tomando forma la estructura gubernamental castellana en Indias, y se sistematizaba el ámbito y jerarquía de los diversos cargos, los escribanos, al igual que otros funcionarios, pasaron por una etapa formativa. Expertos en el legalismo y en las fórmulas administrativas pronto se convirtieron en auxiliares indispensables del sistema.
Siguiendo el uso de la época, los escribanos buscaron mayor integración del gremio y la ayuda a los compañeros necesitados, se reunieron y formaron la Cofradía de los Cuatro Evangelistas, en la Iglesia de San Agustín.