Empezaron a llegar a mediados de los años cincuenta, para desempeñarse en los trabajos más pesados de una Alemania en desarrollo. Trabajaban en las minas de carbón, recogían la basura y barrían las calles; ahorraban dinero y traían a sus esposas; tenían hijos y compraban casas durante tres décadas; soportaban en silencio los insultos y la discriminación. Su nombre oficial era gastarbeiter trabajadores huéspedes; extraoficialmente muchos los llamaban kanaken despectivo insultante.
En Italia, el verano es la época de la cosecha de tomates. Pero los italianos no se interesan en esas labores, por lo que trabajadores migratorios africanos cubren esa necesidad. Por cientos, miles y finalmente cientos de miles, llegaron para ganar dinero, pero en lugar de ello obtuvieron la animosidad de sus anfitriones. Las condiciones de vida y las escasas oportunidades de trabajo ocasionan el que se empiecen a considerar a sí mismos como los nuevos esclavos africanos.
Colección de Aportaciones de la Escuela Internacional de Jurisprudencia a la Cultura Jurídica
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