El mundo de hoy, que busca afanosamente la paz, ha comprobado que es imposible lograr un equilibrio dinámico si no se encuentra solución para el problema social, perpetua fuente de disturbios que ocasiona el desorden en nuestra sociedad.
Esta cuestión, evidentemente, ha trascendido todo límite regional, para convertirse en angustioso problema internacional. Por otra parte, ha llegado a tener caracteres tan peculiares que romperán a los moldes de las declaraciones románticas y de las buenas intenciones, para convertirse en un problema de índole técnica.
A estudiar una de las instituciones creadas para resolver uno de los más importantes aspectos del orden social, está consagrada nuestra tesis.
La Organización Internacional del Trabajo tiene por objeto la creación de normas mínimas de carácter internacional, que deben ser ecuménicas, que regulen las relaciones de los patrones con los trabajadores y de ambos con el Estado.
El derecho ha sido siempre la necesidad de regular las relaciones humanas, y hoy como ayer, será el único instrumento adecuado para lograr el equilibrio necesario para un fecundo orden social.