La situación compleja de la vida de relación en la actualidad, trae por consecuencia para el hombre una serie, cada vez más extenso de necesidades de Índole no sólo económica. Los nuevos procedimientos de producción, los conflictos guerreros mundiales, el rápido crecimiento demográfico, imponen al individuo un cúmulo de necesidades que por su magnitud y por su dificultad son imposibles de satisfacer por el hombre mismo.
Los sistemas filosófico-jurídicos actuales, aunque con diversas tendencias coinciden en señalar que el estado debe intervenir para asegurar la satisfacción de aquellas necesidades, cuya magnitud o complejidad hace imposible que sean satisfechas por el individuo. El común denominador de los sistemas, es la intervención en mayor o menor escala del estado en la vida jurídica económica.
Las nuevas atribuciones por las cuales el estado llena aquellos-aspectos que no pueden ser satisfechos por el particular y por los que regula nuevos campos de actividad de ellos, traen como consecuencia una modificación del estado.
Siendo el estado en su actividad con los particulares el objeto del derecho administrativo, éste se modifica paralelamente a aquel. La modificación no cesará sino hasta que el estado quede petrificado, cosa imposible de lograr, pues éste existe en función a la vida humana y esta es esencialmente dinámica.