Prevención social y readaptación del delincuente


Autor(es):
Aníbal Juárez Arteaga


Editorial: Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Administración y Ciencias Sociales
Año: 1943


La sociedad merece los delincuentes que tiene.

Asistimos a la bancarrota de los valores éticos y jurídicos. La sociedad se debate en el crimen, la inmoralidad, la corrupción… Las ciudades, los pueblos, las congregaciones y aún las pequeñas rancherías se encuentran llenos de delincuentes. La mayoría en potencia, esperando solamente la llegada de su oportunidad para mostrar al asesino, al ladrón, al defraudador, etc., que llevan dentro. El resto los de criminales marcados con uno o varios ingresos a la cárcel donde perfeccionaron sus sistemas al lado de otros más empedernidos criminales. Y todos son una constante amenaza a la seguridad pública y al bienestar social.

La sociedad entera va sumiéndose poco a poco en el fango y con la disolución de las buenas costumbres va cayendo en la más absoluta degradación. Ella misma es la madre de todo delincuente, es ella quien lo engendra y lo alienta con el ejemplo a entrar en el mundo tenebroso del delito. Después, en lugar de tenderle una mano bienhechora que lo eleve, lo condena como si él mismo fuese el único culpable, lanzándolo inmisericorde en la pendiente sin fin del crimen y del vicio.

Los códigos son ineficaces para corregir el mal: de nada sirven las leyes objetivas que atinadamente definan los delitos y las infracciones: no bastan por si solas para contener el constante auge de la criminalidad. Es necesario ir más allá de esos ordenamientos: vigilar el funcionamiento de establecimientos penitenciarios, realizar una verdadera política criminal saneando el medio familiar y social; hacer labor do preveQci6n social.


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