México es un país donde el Derecho Social del Trabajo ha evolucionado rápidamente, toda vez, que el trabajo es el factor más significativo de la producción.
Al ser México un país de gente trabajadora y al encontrarse esta clase, en sus inicios, en un grado deplorable de desarrollo social, económico y cultural, se hacía indispensable crear normas que rigiesen en esta materia; aun cuando para ello, tuvieron que pasar siglos de explotación para la clase trabajadora.
Uno de los primeros esfuerzos serios para regular esta situación, fue la Constitución de 1857 que, conteniendo un fondo político individualista, introdujo las garantías individuales; pero al correr el tiempo se fueron agregando, aun cuando fuese con cierta timidez, las garantías sociales en general y separándolas gradualmente del individualismo.
Sin embargo, al promulgarse la Constitución Política de 1917, se introducen de plano las garantías de carácter social y, desde ese momento, el individuo deja de ocupar el principal objeto de protección de parte del Estado, cuya política apunta ahora hacia el bien común social, que encuentra una expresión normativa en los artículos 27 y 123 Constitucionales, como resultado de las aspiraciones de un pueblo cuyas metas fueron alcanzadas con la Revolución Mexicana.