Mucho tiempo ha transcurrido sin duda alguna desde que los estados en sus formas y manifestaciones más primitivas han tratado de resolver sus controversias sin tener que recurrir a métodos violentos. Nos podemos remontar a la civilización de la Grecia Antigua y encontrar a los Estados-Ciudades conviniendo, en que, “De haber alguna disputa acerca de los límites de las Ciudades o en general acerca de cualquier problema, el asunto deberá ser decidido judicialmente. Pero si alguna de las ciudades aliadas tiene una dificultad con otra, deberán acudir a una tercera Ciudad que fuera por ellas considerada imparcial”.
En la historia occidental surgieron tres formas principales de procedimientos diplomáticos identificados entre ellos mismas para éste propósito: La Negociación, Los Buenos Oficios y la Meditación.