Los orígenes de la Institución del Notariado se pierden en la misma lejanía de su nacimiento, pero su existencia podemos encontrarla en la necesidad que siempre ha sentido y tenido el hombre, de transmitir en forma indubitable a las generaciones venideras, la fe y la verdad de los actos y hechos jurídicos que durante su época han tenido lugar.
Desde los tiempos más remotos de que pueda tenerse memoria, podemos encontrar la Institución Notarial, si bien es cierto que en una manifestación sumamente incipiente, pero ya desempeñando sus no bles funciones, cooperando con los altos poderes del Estado, puesto que en su nacimiento se le encomendó la redacción de las Leyes, de las cuales era el fiel intérprete y custodio.