El debate sobre el fenómeno migratorio, en los últimos años, se ha venido presentando, principalmente, sobre la visión que tienen de él, los países receptores y los organismos internacionales.
Las cuestiones políticas han venido a darle un sentido y forma distinta al fenómeno, dependiendo del país al que hagamos referencia: países emisores, de tránsito o receptores de migrantes.
En nuestra posición como países emisores -México (que en los últimos años se ha convertido tanto en país de tránsito como receptor) como los países que integran el llamado Triángulo Norte de Centroamérica-, la migración de nuestros ciudadanos se ha visto como una oportunidad de desarrollo económico y social; pero para los países de destino (generalmente Estados Unidos de América, y con el “nuevo fenómeno migratorio”, también México) el análisis de la migración se enfoca en la problemática social, política y económica que implica la migración masiva indocumentada.
En este contexto, con este trabajo me interesa visibilizar diversos aspectos de la relación migración-desarrollo. Para ello analizaré brevemente el fenómeno migratorio en las últimas décadas, por un lado, en cuanto a las causas y factores desencadenantes de la migración; y, por otro lado, sobre los costos e impactos de la migración en los países de origen en América Latina, y las políticas que nuestro país ha venido adoptando -como país de tránsito y ahora “destino” de estos flujos migratorios- para dar respuesta a este fenómeno.