Los colegios y asociaciones de profesionistas han respondido siempre a una necesidad de unión, defensa y mejoramiento de sus asociados. Tales características se manifiestan claramente en los gremios notariales, cuyos orígenes son antiquísimos y de noble tradición. Así el Colegio de Notarios de México, el cual se erigió por cédula real expedida por Carlos IV el 19 de junio de 1792, cumple 200 años de fundado.
Ahora bien, el Colegio de Notarios del Distrito Federal, en su afán de divulgar los conocimientos propios de su especialidad, ha realizado una serie de publicaciones, algunas en coedición con la Editorial Porrúa, como: Historia de la escribanía en la Nueva España y del notariado en México, Homenaje a Manuel Borja Martínez y La propiedad de pisos o departamentos en derecho mexicano, apareciendo el primero en 1988 y los dos últimos en 1992. El mismo colegio ha publicado, por su cuenta, diversas obras entre las que se pueden mencionar: Historia del Colegio de Notarios 1792-1901 (1987), Estatutos del Real Colegio de Notarios de México (1992), Vida y obra del escribano don José Febrero (1992), Conferencias del "Curso de Actualización Notarial", y el fascículo que hoy tengo el gusto de presentar, denominado Disposición para la trasmisión "Mortis Causa" de bienes y derechos, mismo que contiene tres de las conferencias que se impartieron en el Colegio de Notarios del Distrito Federal, con motivo de su Bicentinario.
Por ello, no creo que exista algún gremio profesional más preocupado por preparar aspirantes y actualizar à sus miembros, que el Colegio de Notarios del Distrito Federal, institución que, de manera ininterrumpida, o bien edita o coedita libros u otro tipo de publicaciones relacionadas con su profesión.
Lic. Bernardo Pérez Fernández del Castillo